Frase del día

martes, 17 de marzo de 2015

Reseña Sombra sobre Riva






Empezaré ahora con reseñas de videojuegos basados en la obra de Tolkien y para esto quiero hablar de uno que marcó mi infancia y fue el responsable de que me adentrara a este mundo mágico. El juego llego a mis manos en 1997, pero como no le entendí mucho decidí dejarlo y quedó abandonado hasta el 2000 cuando mi hermano y yo nos decidimos a terminar ese juego (Yo tendría 9 años y mi hermano 10 y como voy a demostrar es un juego complejo que aun estoy orgulloso de haberlo terminado). Así pues empezamos el análisis de La sombra sobre Riva.

Empezamos con un grupo de aventureros que llega a la ciudad de Riva. Llegando ahí nos dicen que las cosas no están del todo bien. Hay miedo por una guerra con los Orcos y una alianza con los Semi-Orcos pero no es nada claro. Así pues quedamos totalmente libres en la ciudad para investigar que está pasando, después de crear a los personajes, podemos vagar por las casas, preguntar información, ir al mercado y comprar cosas, ir a tabernas o posadas y pasar un buen rato (la música era muy buena).

Pero hasta este punto no vemos nada de acción y solo explorar por hacerlo y el único lugar donde empezábamos a ver algo era afuera de la ciudad donde unos tipos borrachos nos atacaban. El sistema de combate era por turnos y para ese tiempo me resulto muy confuso y como mi gente no estaba bien equipada, solían morir todos o la mayoría en el primer combate.


Eso llegó a ser frustrante, pero no nos detuvimos. Decidimos equipar mejor al equipo, nos la pasábamos buscando hierbas y frutos exóticos que valían mucho para después venderlos y comprar armaduras, armamos un equipo con puros guerreros, enanos y un elfo que eran los que más resistían y de cierta manera funcionó. De pronto mientras buscábamos más hierbas se abrió una puerta secreta y entramos a unas minas abandonadas. Pertenecían a los enanos pero ahora estaba infestada de orcos (les suena?, bueno, en ese momento a mi no me sonaba pues no sabía nada de Tolkien) Así pues logramos pasar todas las minas, nos atacaron Ogros, ejércitos de orcos, trampas, acertijos entre otras cosas. Al final de todo eso encontramos un demonio antiguo que habían invocado y siempre que intentábamos algo nos petrificaba o simplemente nos mataba. 

Ahí fue cuando llegaron las películas de El señor de los anillos. Mi hermano y yo al verla pensamos que le habían copiado a nuestro juego, aunque fue al revés. Lo interesante fue que nos dio la clave para matar a ese demonio "Las espadas son inútiles aquí..." dijo Gandalf. Después de eso decidimos llevar a un mago, subirlo de nivel hasta que aprendiera hechizos lo suficientemente poderosos y al final logró derrotar al Balrog. Pensamos que ahí acababa el juego, pero después sabríamos que tan solo fue como un 10% de la aventura completa. Como sea lo demás fue más fluido porque ya habíamos entendido el juego.
Las siguientes aventuras fueron complejas, pero emocionantes. Algunas que recuerdo son el Barco Pirata, La isla del Mago, Un viaje debajo del agua con tritones, La cofraidía, El dragón de agua, Mandara y los vampiros entre muchas otras cosas. Un juego de rol con todo lo que uno puede desear. Uno podía morir de hambre o sed, emborracharse, ir con prostitutas, hablar con cualquiera y hacer amigos o enemigos. Toda decisión valía. Había muchos acertijos y puzzles que te hacían pensar y a ellos les debo el mejor laberinto que he visto en toda mi vida. Pasé ahí muchas horas, incluso intentamos usar la regla de mano izquierda y aun así llegamos al mismo punto donde habíamos empezado (por un momento me sentí Teseo). Hoy en día no he encontrado ningún juego que supere esta experiencia y para mi siempre será el Mejor Juego de Rol, donde no importaban las gráficas sino la experiencia del jugador.



1 comentario:

  1. De los mejores juegos que jugué, muchas horas aprendiendo sobre enanos, orcos y elfos.

    ResponderEliminar

Tolkien y los juegos

La dimensión lúdica del hombre Lo primero que nos ponemos a pensar es que la actividad lúdica es intrínseca del ser humano. Nos gusta ...